¡¡¡¡Atención, atención; presten todos mucha atención. Porque ya está por comenzar el TEAAAAAATROOOO DE TIIIIIITERESSSSSS ... Grandes y chicos, ya empieza la función!!!!

jueves, 19 de marzo de 2009

La primer seguidora


Así es, esta señorita que ven ahí es la primer seguidora de La Sambayonesa. Junto a ella nacieron las primeras representaciones.

Es que Abril trajo consigo la magia de los títeres. Más creo: el día que ella vino al mundo se coló un duende y se instaló en mi casa.

Lo cierto que los primeros días, esos tan fríos y duros, cuando andabamos por ahí con mi amigo el panadero y, también, mi amigo el diablo, yo siempre tenía una compañera de viaje que me alegraba la función, que siempre aplaudia, que siempre participaba y que -una vez, nada más, che- se robaba los muñecos en plena función.

Esta entrada de hoy es para dedicarle a ella el homenaje que se merece. Y también, ahora que ya no me sigue, decirle que la extraño.

viernes, 13 de marzo de 2009

Villaguay


Allá, por el centro de la provincia de Entre Ríos, hay una pequeña escuela. Está vieja la pobre. Pero tiene un corazón ...

Dentro de ella hay un grupo humano forjado con el mejor hierro, el más noble. Aguantan todo y ponen lo mejor, para dar a sus pequeños amigos todo lo que las vida les negó. Hablo de chicos pobres, muy pobres, que van a la escuela a comer; pero también van a recibir amor ya que, también, de eso tienen hambre.

El año pasado fui invitado por un grupo de jóvenes, amigos ellos, de aquí, de Buenos Aires, que se cansaron de andar por la vida haciendo número y decidieron darle un valor agregado a su amistad. Se les dio por el lado de la solidaridad y la ayuda. Ya antes, el año anterior, 2007, hicieron una colecta de juguetes que llevaron a la Casa Cuna; también ahí llevé mi teatro.

Pero les decía, fui llevado para hacer lo que sé hacer: reír y abrir ventanas, a través de los títeres. Y está vez, esta vez fue difícil. Pues era mi público un grupo de niños con historias terribles, que se están agarrando a la vida con mucha fuerza. Y porque su ángel les puso en el camino a ese grupo docente que dejan todo para acompañarlos.

No se puede describir en pocas líneas (o en muchas) la energía que allí circulaba y las emociones que se vertían.

Pero ese día tuve un deseo: desee que los pronósticos, tan matemáticos y certeros, fueran un poco desmemoriados a la hora de pasar la factura; y que mañana, mis amiguitos estén de este lado, haciendo reír y no llorar.
Por eso, este año, allí estarémos nuevamente.

martes, 10 de marzo de 2009

Pan Duro, Pan Garrote






A veces, las cosas no tienen mucha explicación. Pero, a fuerza de querer ser lógicos, se las buscamos. Algo así voy a hacer aquí.


Con esta obra me pasó algo particular. Quise escribir una obra que hablara de la dignidad del trabajo, del esfuerzo y, también, de la maldad. Jamás había visto "El panadero y el diablo", del Maestro Javier Villafañe. Sólo conocía sus personajes y la estructura; es decir, sabía que el panadero se enfrentaba al diablo. Nada más.


Ignorante como estaba, escribí mi historia. Y salí. El resultado: una obra nueva, única y original. Pero que está hermanada con "El panadero y el diablo". Así que, cuando se presenta ..."Señoras y señores, una versión libre de ...". Y lo hago con mucho orgullo, porque como dijera Horacio Quiroga en su Decálogo, "si has de copiar estilo, házlo de los mejores".


Ahora, un poco de la obra. Damianchenko se presenta ante Tyco, el panadero, para exigirle la totalidad de su panificación. Tyco, cansado por no vender ningún pan, se niega. Una serie de encuentros con espada, cuchara y cuernos serán el desenlace de la obra, que tendrá un final divertido.


Para todos los públicos, con un mensaje de optimismo y dignidad, se presenta "PAN DURO, PAN GARROTE".

El Gato Miguel: un inquilino del teatro.

Este es el Gato Miguel, que habita en el teatro. Suele dormir largas siestas y le molesta que lo despierten. Pero siempre se despierta con los gritos de los chicos. ¡¡¡¡¡MIIAAAAUUUUU!!!!.
Cada vez que hay función, antes de empezar, cuando el anunciador llama al público, todos se agolpan frente al teatrino. Y el bullicio despierta a Miguel. Es que los chicos quieren títeres, que empiece.
Al final, nuestro amigo felino nos dejará ver la obra; pues lo único que quiere es volver a dormir.